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Revista de la Facultad de Ingeniería, Año 6, Número 1
autores y características de los jóvenes en relación a las distintas investigaciones. En
las conclusiones “se sugiere el término estudiante digital propuesto por Bullen y su
equipo de investigación, porque recoge una visión más global del estudiante del siglo
XXI” (p 16). 17
Sus conclusiones se basan en que muchas de las características asociadas a los
nativos digitales o millenials, no pueden medirse solo con la variable edad como
queda demostrado en la síntesis de estudios presentados y que existen otros factores
sociales y de acceso a la tecnología a tener en cuenta, para determinar la capacidad
de uso de las nuevas tecnologías digitales disponibles. También Gallardo (2012), en
base a los aportes de varios autores presenta cualidades de los estudiantes digitales,
por ejemplo que prefieren recibir información rápida, si es posible en formato visual,
les gusta conectarse en red y aprender a sus propios ritmos siguiendo sus intereses y
pasiones, aceptan la tecnología e intentan adaptarse a los cambios, asumen mayores
riesgos y valoran el tiempo libre.
Vaillant y Aguerrondo (2015) relacionan jóvenes, innovación y tecnología, plantean
que existe hoy una gran tensión entre dos agendas, por un lado todo lo que resta por
hacer de la agenda del siglo XX, acceso universal, equidad, calidad de la educación, y
por otro lado todo lo que hay que hacer en la agenda del siglo XXI, formación por
competencias, desarrollo de ciudadanos responsables, nuevas tecnologías, nuevas
formas de enseñar y aprender. Las autoras Denise e Inés, afirman que tenemos un
sistema educativo del siglo XIX pensado en el marco de la revolución industrial, con
docentes del siglo XX y estudiantes del siglo XXI.
Conclusiones y Desafíos de la enseñanza
Buckingham (2008) plantea que es imposible extraer conclusiones generales respecto
de las consecuencias de usar tecnología en la educación: “esta imposibilidad obedece
en parte al hecho de que haya tantas formas diversas de tecnología y tantas formas
posibles de utilizarla” (p.102), enseguida expresa que las generalizaciones del tipo
“las computadoras enseñan a los niños a aprender de Papert (1996) o las
computadoras son perjudiciales para el aprendizaje genuino de Cordes y Miller
(2000), están ambas muy erradas” (p. 102). 8 En otra cita del autor, el mismo no
niega las posibilidades que brinda la tecnología de innovar y crear, y reconoce que
muchos docentes logran estos resultados, lo que si deja claro el autor es que:
(…) para tomar el desafío de los nuevos medios con seriedad es indispensable
repensar de manera mucho más radical para qué es la escuela y cómo debería
funcionar. Mi principal interés no tiene tanto que ver con la medida en que se usa
o deja de usarse la tecnología, como si más significara automáticamente mejor (o
peor). Al contrario, mi interés reside en cómo se usa (Buckingham, 2008, p. 103).
Nuevas tecnologías emergentes como por ejemplo Block Chain, Big Data, Inteligencia
Artificial, Internet de las cosa, junto a la omnipresencia de la tecnología digital, la
conectividad en todo lugar y a toda hora conforman, nueves contextos emergentes
para el aprendizaje. Los docentes del siglo XXI conviven con las nuevas
alfabetizaciones, las rupturas del nodo pedagógico y de las condiciones estructurales
de la organización, requieren comprender la complejidad de los estudiantes digitales
en una época que muchos denominan la cuarta revolución industrial, en donde las
tecnologías digitales atraviesan toda actividad humana, y requiere la enseñanza de
nuevas habilidades y competencias, particularmente la competencia digital.
La educación no está en crisis, desde sus comienzos esta en un proceso de mejora
constante y tensionada por los cambios sociales, innovar se transforma en un
necesidad. Las formas de evaluación, los contenidos que se enseñanza, las
estrategias didácticas, los cambios tecnológicos, promueven una nueva forma de
enseñar y aprender, en donde todos los actores son fundamentales para lograr un
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