Page 15 - Revista FIUDE 2017
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aplicación de un manual de estilo proporciona uniformidad en estilo y formato en un documento, y en
          varios documentos que formen una serie homogénea” (Wikilengua, 2017). En pocas palabras, su finali-
          dad es lograr la claridad, coherencia, cohesión, concisión y eficacia de los mensajes producidos por una
          entidad emisora. Para ello, se insiste en revisar todos los niveles de la lengua al momento de construirlo:
          léxico, morfológico, sintáctico, semántico, fónico y gráfico.

          Cabe recordar que cada producto escrito, según sea su área de especialidad, se debe ajustar a alguna
          de las siguientes normas:
          APA: Psicología, Derecho, Educación, Ciencias Sociales.

          UNE: Derecho.

          MLA o Icontec: Humanidades y Ciencias Sociales

          IEEE: Ingeniería aplicada a las áreas electrónica, robótica, telecomunicaciones, computación, energías
          sustentables y tecnologías aplicadas a la salud.

          Vancouver: Medicina y Salud.

          ACS: Química.
          AIP: Física.

          AMS: Matemáticas.

          Harvard: Biología y ciencias ambientales.
          Harvard Business School: Economía.




          Es a partir de estos parámetros que quien se propone escribir, no sólo deberá adaptarse a un repertorio
          de reglas según la especialidad que trate, sino que en muchos casos corresponderá complementar sus
          criterios con las recomendaciones de los manuales o libros de estilo propios de la entidad que produce
          o recibe; sean editoriales de libros o revistas, instituciones sociales, académicas, gubernamentales o del
          emisor que se trate.
          Los principales temas tratados en los manuales de estilo están referidos a:

          •  Uso de mayúsculas, minúsculas, cursivas y comillas.
          •  Signos de puntuación.

          •  Presentación de índices, referencias y bibliografías.
          •  Tratamiento de la información presentada a través de cuadros, tablas y figuras.
          •  Recomendaciones terminológicas y lexicales.

          •  Aspectos legales y de ética del editor.
          •  Referidas al diseño y a la producción del material (según sea el formato a publicar: web, revista, libro).



          En cuanto al estilo de redacción, para la mayoría de los manuales, lo recomendable es utilizar la
          forma impersonal, con la voz del autor omnisciente que narra y describe con palabras elocuentes
          la realidad objetiva. El cambio a la primera persona del singular podría justificarse para las dedica-
          torias y agradecimientos; por lógica, en el caso que los trabajos fueran realizados por varios cola-
          boradores correspondería la primera persona del plural.



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