Page 14 - Revista FIUDE 2017
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En un nivel complementario de análisis, se identifican las condiciones necesarias para mantener la unidad
            textual, que se apoya en dos pilares: la coherencia temática y en la cohesión. Esta última hace referencia
            a la unión de las partes del texto entre sí y se expresa en tres opciones que no son únicamente estilísticas:

                    - Elección de voz: primera del singular, primera del plural, tercera persona, impersonal.
                    - Elección del tiempo verbal: presente, pasado, futuro.

                    - Elección del tono del texto: formal, informal, confidencial, irónico.
            Una vez que se emplea un tono, una voz y un tiempo verbal, el autor debe evitar alternar aleatoriamente en
            estas elecciones; de lo contrario, dificultará la cohesión y, por ende, la comprensión buscada por el lector.

            Otros aspectos fundamentales a considerar para lograr la eficacia del mensaje son aquellos caracterís-
            ticos de los textos de divulgación, que se manifiestan por su claridad, precisión y condición del lengua-
            je aplicado. Para lograr estas cualidades, es recomendable acercarse a conocer las herramientas que
            proporcionan las ciencias vinculadas a la lingüística y la semiótica; como la terminología, neología y
            etimología; útiles para emplear los términos de cada especialidad según contextos comunicacionales
            adecuados, introducir nuevas palabras (conceptos) a través de reglas admitidas y/o para descubrir los
            orígenes de las palabras.

            Muchas veces, en los textos de divulgación, las dificultades de comprensión residen en la intención del
            autor en utilizar la jerga de su especialidad como una suerte de manifestación de impronta profesional.
            Según la Real Academia Española, el concepto jerga refiere a dos acepciones poco convenientes para
            un especialista que busca hacerse entender con sus mensajes. En primer lugar, encontramos “Lenguaje
            especial y no formal que usan entre sí los individuos de ciertas profesiones y oficios”. La segunda defini-
            ción, más restrictiva para el entendimiento del público general, habla del “Lenguaje especial utilizado
            originalmente con propósitos crípticos por determinados grupos, que a veces se extiende al uso ge-
            neral” (RAE, 2017). Vistas estas definiciones, la reflexión pasa por pensar en escribir con un lenguaje
            especial y formal al mismo tiempo; es decir, aportar información nueva y específica de manera
            entendible. Es decir, tender puentes entre el escritor y el lector.

            A su vez, también vale considerar los diversos aspectos del lenguaje, pues mediante esta observa-
            ción es posible aumentar las probabilidades de lograr los propósitos de los mensajes a construir;
            siempre y cuando mantengan su unidad textual determinada por el tono, la voz y el tiempo verbal.

            Estos aspectos son: la ampliación constante del vocabulario (léxico); el análisis de la composición y
            estructura de las palabras (morfológico); la preferencia de construcciones oracionales simples fren-
            te a las compuestas (sintáctico); la atención sobre el sentido que podrían contener los mensajes
            a partir de las relaciones entre los distintos niveles (semántico). También el nivel fónico debe ser
            adiestrado con precisión, sobre todo para aquellas comunicaciones que se leen en voz alta, con el
            fin de evitar posibles cacofonías, asonancias, aliteraciones o rimas desafortunadas.

            Por último, el nivel gráfico es donde se encuentran las mayores diferencias entre los manuales de es-
            tilo: los detalles de los márgenes, sangrías, interlineados, tipografías, tamaños de letra, son cuestiones
            determinantes para captar y mantener la atención del lector según la estrategia y estilo de cada medio.

            Una vez considerados todos los aspectos del lenguaje y su expresión en la unidad textual, es más
            probable responder con eficacia a las cuestiones básicas referidas a la construcción de mensajes:
            ¿qué? ¿a quién? ¿cómo? ¿cuándo? ¿dónde? ¿por qué? y ¿para qué?



            Los manuales de estilo y las normas a aplicar según área del conocimiento

            El manual de estilo se define como “un conjunto de normas para la escritura y el diseño de documen-
            tos, ya sea para de uso general o para una publicación específica, una organización, o una materia. La



                                                                               Reflexiones sobre Ingeniería  13
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