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Revista de la Facultad de Ingeniería, Año 7, Número 1
Hace ya varias décadas que se utilizan satélites para uso científico, de defensa, para
las telecomunicaciones y para aplicaciones variadas como las previsiones
meteorológicas, la lucha contra la polución o el salvataje de barcos a la deriva. Las
imágenes que envían los satélites tienen innumerables usos dentro de industrias muy
diversas. A modo de ejemplo: las compañías de seguros pueden evaluar los daños
causados por desastres naturales, los agricultores pueden decidir el mejor momento
para realizar sus cosechas y los gobernantes pueden impulsar proyectos para cuidar
los recursos naturales de un país. Asimismo, los sistemas GPS (Global Positioning
System) de Estados Unidos (31 satélites), Galileo de la Unión Europea (24 satélites),
Glonass de Rusia y BeiDou de China, todos ellos, brindan servicios de
posicionamiento global.
Nos centraremos en los satélites destinados a las telecomunicaciones.
Comunicaciones satelitales
Las comunicaciones vía satélite constituyen una tecnología que se utiliza hace ya
varias décadas. Se utilizan los denominados satélites GEO (geoestacionarios), que
orbitan a 36.000 kilómetros sobre la Tierra. Dado que su velocidad y sentido de
rotación son iguales a los de nuestro planeta, cubren siempre una determinada zona,
de gran extensión. Su período (tiempo de revisita) es de 23 horas 56 minutos y 4
segundos, conocido como día sideral.
Los satélites GEO se utilizan básicamente para transmitir programas de televisión y
radio. Son gigantes de 6 toneladas de peso y una vida útil de 25 años. Pueden costar
hasta 250 millones de dólares.
Su uso en telecomunicaciones genera un retardo importante (aproximadamente 600
milisegundos), dado que la señal terrestre debe recorrer 36.000 kilómetros desde la
estación emisora para subir hasta el satélite y luego otros tantos kilómetros para
bajar hasta la estación receptora, que está ubicada sobre la faz de la Tierra. Por este
motivo, los servicios de Internet satelital ofrecidos hasta ahora han resultado
excesivamente caros y han brindado un ancho de banda reducido, caracterizándose
además por sus altos tiempos de latencia.
La fibra en el cielo
Con el propósito de solucionar los problemas anteriormente expuestos, surge
entonces la necesidad de reducir la distancia (altitud) a la cual orbitan los satélites, de
manera de reducir los tiempos de subida y bajada de la información. No obstante, un
satélite orbitando a órbita baja no será geoestacionario (su velocidad deberá ser
mayor a la de la Tierra), lo que a su vez traerá consigo la pérdida de señal, hasta su
revisita.
La idea consiste entonces en hacer girar alrededor de la Tierra centenas o incluso
miles de satélites de telecomunicaciones, de manera de poder cubrir toda la
superficie de nuestro planeta, en una especie de malla satelital. Aparecen entonces
las “constelaciones de satélites”, varios satélites funcionando de forma coordinada,
que se comunican entre sí y con las estaciones base, conformando un sistema
integrado.
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