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Revista de la Facultad de Ingeniería, Año 5, Número 1

            programar  y  pensar;  ya  que  todos  estudiamos  en  lugares  y  formas  diferentes,  el
            problema  es  que  no  resolvemos  las  mismas  cosas  como  para  poder  comparar
            fácilmente.  Esta competencia me parecía algo más medible y no solo se tomaba en
            cuenta la velocidad, también influía el tiempo de ejecución y la prolijidad de código;
            además,  como  se  podía  elegir  entre  distintos  lenguajes,  permitía  compararte  con
            cualquier persona.

            ¿Cuáles fueron los principales desafíos a los cuales los llevó la
            competencia?

            R.N.:  Si  bien  uno  está  acostumbrado  a  estar  seis  o  más  horas  enfocado  en  una
            tarea,  la  demanda  creativa  y  matemática  de  los  ejercicios  se  vuelve  agotadora,
            principalmente cuando intentas resolver un ejercicio difícil sin quitarle la mente de
            encima, ni rendirse y pasar a buscar otro que te resulte más fácil.


            R.G.: Programar una solución más algorítmica y distinta al común comercial.  En el
            trabajo, la mayoría de las veces es hacer CRUDs o manejar la información de un lado
            para otro.  Acá, tenías que buscar la solución a un problema que tenías que pensar
            antes cómo podías llegar a resolver para, luego, intentar hacerlo en código.

            ¿Cómo se sintieron al  participar en ese contexto?

            R.N.: Me sentí genial durante todo el proceso, desde que vinieron los encargados de
            TCS  (Tata  Consultancy  Services)  a  la  facultad,  a  presentar  el  concurso,  hasta
            participando.    El  paseo  por  TCS  y  la  ceremonia  de  celebración  fueron  una  gran
            experiencia, con gente muy simpática.  La sede es un edificio muy organizado, con
            mucha gente trabajando, y me resultó muy inspirador.

            R.G.: Nunca había participado en  uno  y  no  sabía  muy  bien  qué esperar.   Cuando
            empezó el concurso y vi los problemas,  me colgó la idea.  Al terminar el concurso
            (se me terminó el tiempo de la prueba), me dio la impresión de que me había ido
            mal y no quedé satisfecho.  Por esa razón, me olvidé del mismo hasta que, un día,
            me  llamaron  de  TCS y  no  entendía  por  qué,  ya  que  no había  enviado  ningún  CV;
            luego,  me  dijeron  que  había  quedado  segundo  en  Uruguay  y  en  el  top  15  de  la
            región.  Fue tremenda sorpresa, hasta que me di cuenta que quedé muy cerca de
            poder  ir  a  una  segunda  vuelta  en  India.    De  todas  formas,  sirvió  para  tener  más
            confianza a nivel profesional.


            ¿Qué repercusiones tuvo en el ámbito académico, laboral, familiar como
            consecuencia de la destacada participación en la competencia?

            R.N.:  A  mis  padres,  que  me  apoyan  muchísimo  durante  los  estudios,  siempre  les
            viene bien alguna muestra de competencia por parte de su hijo.  Ahora, haciendo el
            humor  a  un  lado,  si  bien  se  me  abrieron  puertas  laborales,  yo  no  encajaba  en  el
            perfil  que  buscaban,  ya  que,  por  el  momento,  no  busco  un  trabajo  de  tiempo
            completo.    Además,  dado que  mi experiencia  previa  en entrevistas  de trabajo era
            nula,  fue  una  gran  oportunidad  de  crecimiento  personal  atravesar  el  proceso  de
            selección.
            R.G.: En el ámbito académico, tuvimos un reconocimiento de parte de la facultad.  A
            nivel profesional, las felicitaciones de mis compañeros y de TCS, ofreciéndome TCS
            una oferta laboral.







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